El mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde
arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar
de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las
demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos
chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de
fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego
loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos
bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la
vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca se enciende.

El libro de los abrazos (Galeano again)

A veces creo que nos pasamos la vida apagando fuegos que no merecen tanta atención, o protegiendo llamas que no alcanzan a iluminar el cuerpo. Descuidamos los que realmente nos imnotizan con su crepitar.... tenemos miedo a prendernos y consumirnos?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces, las llamas de ese fueguito q dice Galeano q somos se consumen en batallas q no son nuestras, ese es el problema. Te entiendo, ya conocia el cuento, EL libro de los Abrazos es una maravilla...

Gemita dijo...

Muy bonito el cambio!! ;)

Unknown dijo...

y a veces no queremos que otro fueguito nos deje de arder, por miedo a quedarnos a oscuras, aun sabiendo que hay mas, o tal vez que ese fuego pueda arder intensamente mas adelante...en fin..tiri tiri tiririririiiiii.

Mola tu vuelta al blog...pero tienes que leer otros autores jejeje J.K.Rowling mola...por ejemplo jejej

Un bexito...y este finde fiesta no? jeje

chiguita dijo...

Pelitos¡¡ que ilusión... el viernes fiesta fiesta¡¡

Elisa dijo...

Galeano la verdad que es genial, todos somos un fuego distinto… ¿cuál creéis que seríais vosotros? Por cierto, supongo que lo peor sería ser un fuego fatuo :P

Anónimo dijo...

Cada persona tiene que ir alimentando su propio fuego, para que no deje de arder. O lo alimenta de si mismo o lo alimenta del compartir con los demás.
Con unos fuegos compartirá más y con otros menos, pero no debe quedarse solo, porque solo al final se irá apagando y consumiéndose a si mismo.

Un beso.